Luego de la eliminación en Copa Libertadores el encuentro de esta noche pasó a tener una relevancia superlativa. Con varias bajas La Academia llegó al Mario Alberto Kempes en búsqueda del pasaje a cuartos de final de la Copa Argentina. No solo no lo logró, sino que sufrió cinco goles en uno de los peores partidos del ciclo Gago.

El desconcierto en Racing fue de menor a mayor. El plan de partido de ambos entrenadores estuvo claro desde un primer momento. Y se puede decir que Diego Martínez superó a Fernando Gago siempre. El Globo, prolijo, esperó casi siempre comprimido en su propia cancha para presionar al mediocampo rival y generar errores. Lo ejecutó a la perfección.

De hecho, a los 6’ el primer gol vino de esta manera. En una salida que no aparentaba ningún peligro, Baltasar Rodríguez le entregó un comprometido pase a Jonatan Gómez, quien estaba marcado por tres rivales. El mediocampista la perdió y Lucas Carrizo, con vehemencia, colocó la pelota en el palo izquierdo de Matías Tagliamonte. Así empezaría una noche negra para el arquero suplente celeste y blanco.

El libreto de ambas partes siguió siempre igual en todo momento. El DT rival, en pocos partidos, le imprimió una identidad al conjunto de Parque Patricios. Ordenado, de atrás hacia adelante, anuló cualquier tipo de circulación interna que Racing intentó. Por ende, La Academia terminó recurriendo a constantes centros sin destino alguno.

El Globo aumentó la ventaja un cuarto de hora más tarde. Tanto el segundo como el tercer gol de Huracán fueron calcados. Evidentemente estaba trabajado. Los laterales se vistieron de goleadores. A los 22’ Lucas Souto desbordó por derecha, le ganó la espalda a un Baltasar Rodríguez inexperto en la marca y le pegó a la pelota como pudo. El arquero de Racing esta vez si estuvo flojo.

Antes de la primera media hora el partido ya estaba dos cero a favor de Huracán. El desconcierto de Gago y compañía fue evidente. Las charlas constantes con el “PochoInsúa suelen indican problemas, y las de esta noche no fueron la excepción. Un atisbo de esperanza apareció en La Academia cuando Nicolás Oroz sacó de la galera un tremendo remate con su pierna derecha (la menos hábil) y colocó el balón al ángulo izquierdo de Lucas Chávez. Racing estaba vivo.

Los futbolistas académicos estuvieron muy imprecisos y la única vía por la que intentaron aproximarse al arco rival fue con pelotazos y abriendo la cancha hacía los costados. Así y todo, con más farra que fútbol, buscó arrinconar al rival y por momentos lo consiguió. Pero otro cachetazo llegó a falta de seis minutos para que termine el primer tiempo. Idéntico al segundo gol quemero. Esta vez el desborde fue del lateral izquierdo, Guillermo Benítez.

Así terminaron los primeros cuarenta y cinco minutos. Con un partido alucinante para el espectador neutral; aunque repleto de errores, principalmente, del lado de Racing. Una defensa no solo imprecisa, sino también muy frágil a la hora de defender. La efectividad fue la mejor arma del Globo. Y justamente se fue al entretiempo tres a uno a favor.

Gabriel Rojas completó lanzado uno de los tantos centros del encuentro. Foto: @RacingClub.
Gabriel Rojas completó lanzado uno de los tantos centros del encuentro. Foto: @RacingClub.

La locura no pararía. La endeblez de ambos equipos en sus últimas líneas condujo a un sinfín de goles. Realmente fue un partidazo. Aunque esto suele conllevar demasiados errores. Y esto fue lo que sucedió.

A por la épica, ingresaron Gabriel Hauche y Roger Martínez. Este último volvió a demostrar un nivel superlativo. Sus controles y toques son de otro nivel. Otra jerarquía. Pero no alcanzó. Racing no aprendió de sus errores. Apenas pasado un minuto del complemento, Matías Cóccaro cambió roles con Héctor Fertoli, desbordó por derecha y tiro un buscapié preciso para que entre el ex Racing entre solo y convierta el 4-1. El repliegue de Racing fue un horror a lo largo y ancho de la cancha.

Cuando el cotejo parecía liquidado, apareció la jerarquía de Roger. También cabe mencionar que la defensa quemera contribuyó a mantener siempre abierto el resultado. Maxi Romero, por duplicado, encendió la esperanza de media Avellaneda. El centrodelantero estuvo más liberado gracias a la presencia de su par colombiano dentro del área y consiguió anotar su primer doblete con la camiseta de Racing. Aunque parecía difícil de creer, La Academia se puso a tan solo un gol del empate. Y aún quedaba más de media hora.

A pesar de momentos de rebeldía, la precariedad posicional le facilitó los trámites a Huracán. Los goles de Racing eran parches a una rueda que no paraba de pincharse cada vez que intentaba rodar. Inviable por donde lo mires. De contrataque, y con otro desborde de Cóccaro, Pusetto de cabeza liquidó cualquier tipo de ilusión.

  • El resumen del partido

El Globo no solo ganó, sino que le hizo cinco goles a un Racing que hizo agua (otra vez) en un partido de trascendencia en el semestre. Lo perdió adentro de la cancha contra un Huracán que fue prolijo, paciente, inteligente y eficaz en cada jugada que tuvo a su merced. Le ganó tácticamente de principio a fin. Se vienen días calientes en las periferias del Cilindro.