Sin lugar a dudas el director técnico que llegó a River a mediados del 2014, tiene una espina que aún no se puede sacar, pese a que ganó todo lo que se podía obtener en el plano internacional. El torneo doméstico es una cuenta pendiente de Gallardo al mando del Millo, ya que no ganó ninguno de los dos que disputó.

Probablemente a ningún hincha le molesta ésta situación. Se ganó la Copa Sudamericana, Recopa Sudamericana, Copa Libertadores, Suruga Bank y ahora se encuentra en la semifinal de la Copa Sudamericana en la dulce espera del Mundial de Clubes.

La identidad que siempre caracterizó al fanático del Millonario es el de la triple G: ganar, gustar y golear. Desde que Gallardo está sosteniendo el timón del barco de Núñez se respetó en gran parte del año y medio pero aún queda una cuenta a saldar. El torneo local le fue esquivo al conjunto del Muñeco.

Grandes jugadores tuvo éste plantel cuando comenzó el año y que ahora ya no están más, como es el caso de Funes Mori, Cavenaghi, Gutiérrez, Rojas. Bajas sensibles que hacen sangrar al equipo en cada presentación. La fuerza en el fondo del Mellizo; el ida y vuelta que no fue valorado en su entonces, pero que ahora se extraña de Ariel Rojas por la banda izquierda; los 11 goles del Torito en el torneo local que le dieron la posibilidad de disputar la final de la Libertadores; la elegancia de Teo que siempre fue una rueda de auxilio cuando lo necesitó el conjunto de Napoleón. Eso se extraña y mucho.

Los partidos en el torneo doméstico se fueron desarrollando de mayor a menor, la primera parte del año tuvo un River solvente que se enfocó en la Copa Libertadores pero que sin embargo rindió de excelente manera en el ámbito local. Una vez finalizada la primera parte del año, el Millo se encontraba en la cuarta posición de la tabla con un excelente récord y aún con un partido pendiente, ante Tigre, que si lo ganaba el conjunto de Gallardo quedaría en la cima del torneo Junto a San Lorenzo con 32 puntos.

Las miras en ese entonces, estaban enfocadas en la Copa Libertadores, en donde el Millonario sufrió el fatídico ataque por la gente de Boca Juniors en cuartos de final de dicha competencia, y accedía una semana después a las semifinales del certamen. En ese momento, Gallardo se enfocó en una compra sorpresiva que inquietaba a propios y extraños. Todos se preguntaron en la previa a los partidos claves ¿Lucas Alario podría aguantar la responsabilidad de reemplazar a Teófilo Gutiérrez y además ser el goleador que buscó el Muñeco? La respuesta está a la vista ya que el Pipa es un referente de éste equipo de hoy en día y sin dudas es una de las cartas principales de La Banda en cada encuentro.

La segunda etapa del año tuvo un elenco riverplatense de capa caída. No encontró nunca su juego que buscó tanto, destellos de Viudez y Alario maquillaron las falencias creativas del ataque, y obtuvo tan solo 20 puntos de los 48 posibles (16 fechas disputadas hasta el partido ante Newell’s).

Irregularidad, falto de juego y con una defensa que no encontró su punto alto en ningún momento del torneo doméstico, encuadró a un Millonario en el noveno lugar de la tabla de posiciones del torneo Julio Humberto Grondona. Un resultado más que negativo para los de Gallardo en el ámbito local pero con grandes actuaciones a nivel americano, hasta diciembre, en donde experimentará Japón y buscará enfrentar al mítico Barcelona de España en una hipotética final del Mundial de Clubes.