Es sumamente extraño que un jugador tenga una segunda oportunidad en un club tan grande como Independiente, y más si éste ya ha sido prestado a otro club. El hecho de que Milito insistiera tanto en la vuelta de Figal (tanto que hasta se ocasionó un conflicto entre Olimpo y el Rojo) parecía algo exagerado. Es decir, particularmente Figal siempre me pareció un defensor con muchas condiciones, pero nunca pudo desplegar su verdadero potencial con regularidad, siempre se quedaba en la elegancia para salir jugando y nada más, hacia una bien y tres mal todo el tiempo. Pero Milito sabe más que yo y más que todos nosotros, por eso pidió su vuelta.

En un principio, con las salidas de Aguilera y Moreira, parecía que Figal iba a ser una fija en el banco de suplentes, ya sea para jugar de central o de lateral por derecha; pero luego Cuesta fue convocado a la selección y eso le permitió jugar el partido de Copa Argentina donde, a pesar de la derrota, tuvo un buen partido reemplazando al capitán del Rojo. Más tarde Pellerano comenzaría a tener problemas musculares y eso le permitiría al juvenil apoderarse del puesto de segundo central. Y hasta ahora su vuelta ha sido todo un acierto del entrenador.

El anterior Figal, como dije más arriba, tenía la particularidad o la mala suerte de hacer una bien, seguida de dos o tres malas. Recuperaba una pelota, pasaba a dos rivales y se la daba limpia a un volante, perfecto. Después daba un pase corto atrás y permitía una llegada de gol para el rival o se excedía en confianza y dejaba los delanteros le terminen robando la pelota cerca del área propia. Eso sumado a la poca paciencia que tuvieron los entrenadores con él y la poca paciencia de la gente, hicieron que irremediablemente se tuviera que ir del club.

Este Figal es completamente diferente, quizás porque Milito le dio una confianza que antes no tenía o porque estar fuera del club por unos meses le hizo bien o porque ya está más maduro, sea la razón que sea, Independiente parece haberse reforzado con un defensor de categoría y no con un juvenil que le fue mal, pasó por Olimpo sin pena ni gloria y volvió a probar suerte. A la salida limpia desde el fondo le sumó el cabezazo en el área propia y también en la de enfrente, tiene una fortaleza física que antes no tenía y por sobre todas las cosas una concentración que antes parecía perder en el medio del partido, ahora es muy difícil que se lo encuentre mal posicionado ante un ataque rival.

Yendo específicamente al partido contra Lanús de este miércoles, el 2 del Rojo volvió a mostrar todo eso que mencioné en el párrafo anterior: el único gol del partido surge de un anticipo de él en la medialuna del área y de allí inicia la contra que culmina en el gol de Benítez; nunca tuvo problemas con Sand, le ganó varias veces el duelo a Acosta, cuando el equipo debió defenderse por quedar en inferioridad numérica ocupó muy bien el lateral derecho y supo cuando arriesgar y cuando saltar líneas con un pelotazo.

El 2, la figura del Rojo.