Luego de una pálida campaña en la primera mitad de la temporada 2012/2013 en Avellaneda sabían que la cuestión no iba a ser sencilla para el torneo final. El objetivo no le fue esquivo a ninguno: mantener a Independiente en la máxima categoría. La tarea no era fácil pero la confianza del pueblo Rojo estaba depositada en las espaldas de su director técnico, Américo Rubén Gallego, hacedor de las últimas campañas exitosas de la institución a nivel local. Por su parte, la dirigencia consiguió el regreso de uno de los jugadores favoritos del dt y de los hinchas, Daniel Montenegro, por lo que la esperanza aumentó. Sin embargo, el segundo refuerzo parecía no llegar y luego de que el presidente de la institución prometiera que en él tendrían a la “bala de plata” para esta misión se terminó abrochando la llegada de Juan Caicedo, un ignoto delantero colombiano.

Lejos de tener un arranque aliviador, el equipo mostró una irregularidad dramática y a pesar de mostrar un juego superior a sus rivales en varios encuentros, la falta de resultados fue asfixiando cada vez más al Rey De Copas hasta generar la decisión en la comisión directiva de prescindir de los servicios del Tolo en el banco de los suplentes, en la novena fecha. Pero el desconcierto en la cúpula dirigencial se hizo evidente al demostrar que no había un plan B y con urgencias se salió en búsqueda de un nuevo entrenador que aceptara la titánica misión de reencausar un navío que se hundía más y más en la tabla de los promedios. Miguel Brindisi, fue quien respondió al llamado, tras previa supuesta sugerencia del presidente de la AFA, Julio Grondona. De todas maneras el ex multicampeón con el Rojo en los ´90, pese a comenzar con una buena cosecha, no pudo contrarrestar ni los números, ni las levantadas de los rivales directos –Argentinos Jrs y Quilmes- y una fecha antes del final de la temporada vio a sus dirigidos descender en Avellaneda, tras caer 1-0 frente a San Lorenzo.

La segunda mitad de año encontraría un plantel renovado, varios de los jugadores que habían llegado plagados de pergaminos buscaron nuevos destinos ante la inédita situación que les tocaría vivir. En su lugar el arribo se produjo en base con el objetivo de incorporar a futbolistas con conocimiento de la categoría que le tocaría jugar. El inicio lejos estuvo de ser el esperado y ante la imposibilidad de revertir una caída libre que parecía no tener fin la dirigencia nuevamente optó por desplazar al entrenador a quién habían contratado hacia menos de 90 días. La diferencia es que en esta oportunidad su reemplazó estuvo claro, Omar De Felippe quien venía de mantener en primera división a Quilmes y quien contaba con experiencia en la B Nacional, logrando ascensos con el Cervecero y Olimpo de Bahía Blanca, fue el que tomó la posta. A prueba y error fue quien logró obtener la regularidad que tanto le hizo falta a Independiente a lo largo del 2013 y a base de resultados pudo colocar al Rojo en puestos de ascenso en la última jornada.

Primer Trimestre: De la ilusión a la preocupación

Pretemporada y puesta a punto austera para Américo Gallego y sus dirigidos en Avellaneda para solventar la deficitaria economía del club. La llegada de Daniel Montenegro y Juan Caicedo le daban al entrenador la realidad con la que debería luchar en el semestre más traumático de la vida de la institución. Lejos de achicarse o buscar excusas, los mensajes trasmitidos desde el plantel y el técnico eran los de un equipo que no pensaba en el descenso sino en pelear por el título. El comienzo fue quizás una muestra de lo que vivirían los hinchas del Rojo, debut ante Newell´s en el Estadio Libertadores De América y bajo una lluvia torrencial, cuando el marcador se encontraba igualado en un gol para cada uno Ernesto Farías tuvo la chance desde el punto del penal para poner en ventaja al equipo a pocos minutos del final. Sin embargo su disparo se fue varios metros por encima del travesaño y en un abrir y cerrar de ojos la Lepra aprovechó sus chances para terminar sellando el 1 a 3 en contra de los diablos rojos.

De todas maneras, la esperanza volvería a aparecer en el alma de los diablos en la segunda fecha cuando venciera por 1 a 0 a Vélez Sarsfield, con gol de Cristián Tula, en Liniers con un hombre menos durante más de 50 minutos. Llegaba la tercer fecha y con ella el clásico de Avellaneda ante Racing, un clásico teñido de morbo por la parcialidad visitante. El mismo fue un detonador anímico para los dirigidos por Gallego quienes se quedaron con los tres puntos al vencer a su archirrival 2 a 0 con goles de Leonel Miranda y Jonathan Santana. Pero Racing no significó una victoria más, luego de esta fecha Independiente lograría salir por primera vez en la temporada de los puestos de descenso directo.

“Pero Racing no significó una victoria más, luego de esta fecha Independiente lograría salir por primera vez en la temporada de los puestos de descenso directo”

Cuando todo hacía pensar que los triunfos consecutivos y la buena performance expuesta ante en el clásico continuarían sucedió lo insospechado… pésima actuación ante Arsenal en Sarandí y caída por 1 a 0. En la fecha siguiente la fortuna les fue esquiva a los Rojos, luego de estrellar tres disparos en los postes, Godoy Cruz aprovechó y venció por 1 a 0. Las fechas pasaban y los resultados comenzaban a apresar la suerte del Rey De Copas que agregaría nuevas preocupaciones a su público tras combinar un par de empates ante Quilmes (0-0) y Boca (1-1). Cierto es que ante el Xeneixe quedó expuesto el mayor déficit del equipo: la definición. En 90 minutos los dirigidos por Gallego computaron 17 situaciones netas de gol y un penal malogrado por Montenegro lo que marcaba a las claras esta teoría. La derrota con una paupérrima actuación ante All Boys (0-2) y el empate ante Unión de Santa Fe (1-1) como local fueron el detonante final para que los dirigentes, con Javier Cantero a la cabeza, le pidieran al último entrenador campeón a nivel local con Independiente que diera un paso al costado en busca de descomprimir el clima tenso y angustiante que se vivía en Avellaneda.

“Ante el Xeneixe quedó expuesto el mayor déficit del equipo: la definición”

Ante la salida del Tolo, la dirigencia mostró ante la incredulidad de muchos su falta de certezas frente a un momento que exigía decisiones rápidas, contundentes y efectivas. Lejos de esto, varios días y muchas reuniones después consiguieron dar con aquel que aceptará hacerse cargo del penoso momento que vivía el diablo rojo. Miguel Brindisi, el mismo que había logrado coronarse campeón con el club en 1994, fue quien llegó con su armonía a agarrar el fierro caliente. El debut no fue el esperado, con pocos días a cargo del plantel el técnico se inclinó por utilizar a los jugadores más experimentados a quienes Gallego había dejado de tener en cuenta debido a su flojo nivel. La derrota por 2 a 0 visitando a Atlético de Rafaela fue lapidario y allí comenzó a marcarse cuál sería la idea del dt hasta el final…los jóvenes.

Segundo Trimestre: El dolor de una herida al corazón y a la historia

De la mano de los jóvenes el equipo comenzó a crecer e ilusionarse nuevamente con una épica levantada que le permitiera quedarse en la primera. En un duelo clave ante un rival directo el Rojo se hizo fuerte y sumó nuevamente de a tres frente a Argentinos Junios (3-1). Pero no sería la única victoria, ya que un par de días después el equipo volvería a conseguir el triunfo ante Tigre (2-0). Con la esperanza creciendo la racha se extendió al igualar con un entonado Lanús (0-0) y en un nuevo enfrentamiento ante un rival que peleaba mano a mano con los dirigidos por Brindisi supo obtener otra victoria recibiendo a San Martin de San Juan (3-1). Con 10 unidades sobre las 12 que había disputado el sueño parecía hacerse realidad al salir nuevamente del descenso.

Sin embargo, la alegría se esfumó rápidamente. El Rey De Copas se ahogó en su propia euforia e hilvanó dos resultados que nuevamente lo hundirían ante Belgrano (0-0) en Córdoba y frente a Estudiantes (0-0) como local. Pocas horas después al duelo ante el Pincha, Argentinos vencía por 2 a 0 a River y dejaba a Independiente al borde del abismo. En la fecha siguiente el invicto se acabaría y con él casi todas las esperanzas del Rojo, en el Monumental de Núñez ganó River (2-1).

15 de Junio, llegaba el turno de enfrentar a San Lorenzo en Avellaneda por la anteúltima fecha de la temporada. Las posibilidades de mantener la categoría eran prácticamente nulas, en la tarde de Avellaneda se palpaba en el aire ese dolor y ese olor a lágrimas de una realidad que se hacía concreta pero que era imposible de aceptar. Fue triunfo del Cuervo por 1 a 0, el descenso se transformaba en algo real. Independiente, aquel que había puesto de rodillas a la Juventus en Italia y al Liverpool en Japón, el mismo que supo levantar más veces que nadie el máximo trofeo a nivel clubes del continente americano, el mismo que había obtenido un campeonato como visitante y con tres jugadores menos, el mismo que en 108 años de vida exponía logros y proezas… Descendía. Ante esto la respuesta de su público fue algo inédito en un fútbol argentino marcado por la violencia y la locura. Las más de 30mil almas que se acercaron al estadio Libertadores de América despidieron a su club con lágrimas incansables brotando de sus ojos sin importar las edades y con un aliento incesante como buscando mantener viva aquella parte de su alma que se mostraba herida como nunca y que sufría el peor dolor que jamás imaginaron poder vivir. La última fecha sólo quedaría para la anécdota visitando a Colon (1-1) sin nada en juego, con la presencia de muchos juveniles y con la certeza de que ese sería su último partido en la Primera División al menos por un año, como mínimo.

A la pesadilla se la enfrenta con un soldado

Con el corazón aún machacado y la herida abierta el Rojo debía comenzar su camino en búsqueda de regresar a la máxima categoría. Atrás habían quedado jugadores como Jonathan Santana, Ernesto Farías, Víctor Zapata o Luciano Leguizamón. Sólo Daniel Montenegro, Cristian Tula y Claudio Morel Rodríguez se quedaron a afrontar el nuevo desafío a pesar de toda su experiencia; a ellos se sumaron Martín Zapata, Sebastián Penco, Cristian Menéndez, Christian Núñez, Reinaldo Alderete, Franco Razzotti, Matías Pisano y Facundo Parra – jugador querido por la gente por su papel en la Sudamericana 2010-.

El inicio generó estupor en el mundo Independiente, ante el inédito Brown de Adrogué (1-2) en Avellaneda, una caída que agrandó el vapuleado año de los locales. Luego sendos empates ante Boca Unidos (0-0) en Corrientes y Aldosivi (2-2), tras ir ganando por dos goles en el Libertadores De América. La situación era increíble para propios y ajenos, el mensaje pacificador del técnico Brindisi ya no generaba efecto y el temor a una nueva lucha por mantener la categoría, en una categoría ya ajena para el Rey De Copas, era inentendible. En la cuarta fecha la caída ante Atlético de Tucumán (1-2) marcaría el final del segundo ciclo de Miguel como entrenador del club. Rápidamente la comisión directiva se puso en búsqueda del dt que pretendían, Omar De Felippe, el ex combatiente de la guerra de Malvinas aceptó la propuesta y el objetivo de devolver a Rojo a la máxima categoría sin discursos optimistas ni mucho menos y con una sencillez que generaba dudas entre los hinchas.

El debút del ex técnico de Quilmes y Olimpo fue a los pocos días ante Independiente Rivadavia (0-0) como local. La primera caricia llegaría recién en la sexta fecha ante Huracán (1-0) con un gol de Samuel Cáceres a pocos minutos del final. De todas formas la performance del equipo aún no era la esperada y por eso el entrenador comenzó a meter mano en la formación con la inclusión de algunos juveniles. A pesar de esto, la racha se mantuvo ante el líder Banfield (1-1) y en la visita a otro inédito rival como Villa San Carlos (1-0).

La alegría volvería a Avellaneda en la fecha siguiente cuando los dirigidos por De Felippe obtuvieron su primera victoria jugando como locales, ante Sarmiento de Junín (2-1). Aún reinaban las dudas pero los resultados generaban calma en sus hinchas, que seguían reprochando la actuación que producía empates consecutivos en su visita a Talleres de Córdoba (2-2) y frente a Unión (1-1). De todas maneras, todas las rachas llegan a su final y la del nuevo entrenador se concretó en su visita a Almirante Brown (0-1), el mal funcionamiento y la sorpresa producida por una nueva caída calaron hondo en Independiente.

La derrota en Isidro Casanova generó en Omar De Felippe y en sus dirigidos el click necesario, fue ungolpe de efecto. A partir de allí el DT y sus jugadores parecieron entender cuál era la manera y no abandonaron la idea que este les plasmó. La inclusión de algunos juveniles ya de manera definitiva como Marcelo Vidal le sentó bien a un equipo que comenzó a conseguir resultados pero a su vez una identidad que no había sabido encontrar en todo el año.

“La derrota en Isidro Casanova generó en Omar De Felippe y en sus dirigidos el click necesario, fue un golpe de efecto”

Tres triunfos de manera consecutiva confirmaron esta sensación, ante Crucero del Norte (2-1), Sportivo Belgrano (1-0) y Gimnasia de Jujuy (1-0). A medida que pasaban las fechas el Rojo confirmaba su lucha en los puestos altos de la tabla, frente a San Martin de San Juan (0-0) detuvo su marcha victoriosa pero no por mucho. Llegaría la confirmación definitiva de que este Independiente ya no era el timorato equipo que había comenzado de manera irregular la temporada, primero ante Ferro (3-0), luego Douglas Haig (2-0). Llegó el momento de visitar al encumbrado Defensa y Justicia (0-0) donde la actuación decayó en cuanto al juego que venía demostrando, pero rápidamente volvió a retomar el rumbo cuando recibió aInstituto (2-0). Lo mejor estaba por llegar, en la última jornada del fatídico año 2013 viajó a Paraná para medirse ante Patronato (1-0), allí un gol de mitad de cancha del juvenil promovido por el técnico, Marcelo Vidal, depositó por primera vez al equipo en los puestos de ascenso para cerrar la temporada más dolorosa de la historia del club con una mueca de felicidad, un invicto de más de 700 minutos en el arco defendido por Diego Rodríguez y una racha de 9 encuentros sin caídas.

Para colmo de males, el presidente Javier Cantero ya no es una figura grata para la mayoría de los hinchas. Su lucha contra las barras no solo no llegó a buen puerto, sino que ahora el club tiene dos de ellas por la pelea entre Pablo Bebote Álvarez y César Loquillo Rodríguez.

En la parte económica el problema es más preocupante aún, ya que el 17 de diciembre se aprobó el peor balance de la historia con un alarmante pasivo de más de 392 millones de pesos, casi 65 millones de dólares. Claro que no toda la deuda es culpa de Cantero, pero sufrió un incremento de 62 millones de pesos respecto del aprobado por Julio Comparada en el último ejercicio.

Si se busca algún aspecto positivo de la actual gestión se puede nombrar la apertura de la inscripción de socios con la que se llegó, en poco más de un año, a la suma de 97.245 asociados. Por otra parte, la dirigencia está intentando terminar el Estadio: se construyó una de las gargantas que da a la calle Bochini, se inauguraron palcos en el sector norte y siguen las obras en la platea ex Cordero. Además, un grupo de hinchas se juntó, reunió fondos y pintó las tribunas para lavarle la cara a la nueva casa.

Independiente comenzará el 2014 un poco más aliviado por los últimos resultados y con un único objetivo: volver a Primera en junio. En los próximos seis meses no habrá margen de error, ya que los hinchas del Rojo difícilmente podrían soportar más decepciones. En medio de problemas políticos y económicos graves, sólo el ascenso significaría un poco de agua en el infierno poco encantador que el Diablo tuvo que atravesar en los últimos tiempos.

Equipo Ideal 2013

(Teniendo en cuenta el descenso, lo mejor se rescata del segundo semestre)

Fuentes: fpt.com; cadena3; clarin; diariouno; monarquiaroja; terra; m24digital; taringa; youtube