Las cosas del fútbol. Esa incertidumbre que pone en tela de juicio todas las suposiciones que puedan haber en la previa, porque en definitiva es un deporte de once contra once y termina cuando el árbitro da el pitazo final. La lógica no existe, porque en caso que sí existiera nadie hubiera creído que Tigre, que venía de perder sus dos primeros partidos en el torneo y con el DT con la soga al cuello, goleara 4-0 al Racing puntero de Diego Cocca, que venía con un envión anímico sublime. Y pasó.

Nadie pensaba la abultada diferencia en el marcador en la previa. El puntero ante el último, y ganó el que peor estaba.

Ya en los primeros minutos el Matador, con la obligación de llevarse los tres puntos y dejar una buena imagen ante su gente, salió a presionar. Achicar, atorar en la salida, asfixiar el mediocampo de Racing y cortar su circuito de juego. Sin lucirse, haciendo la labor de hormiga, los jugadores de Tigre entendieron rápidamente el concepto de cómo salirle a la Academia. Sin el tiki-tiki, con paciencia para aprovechar los espacios.

Télam

Los motivos de la goleada: Tigre presionó y asfixió a Racing, sin ser lírico. E hizo cátedra de su efectivad.

La arma letal de los de Alegre fue la efectividad. Tigre tuvo cuatro ocasiones nítidads de gol en todo el partido, y concretó lass cuatro: primero, el centro de Kevin Itabel que Erik Godoy estampó de cabeza a la red, luego el error fatal de Nico Sánchez que aprovechó Lucas Wilchez y se la dio Itabel se la pique a Sebastián Saja; en el complemento, a los 40 segundos Wilchez hizo una jugada maradoneana (similar a que hizo ante Newell´s el torneo pasado) y puso el 3-0, y después un pique de Carlos Luna (estaba habilitado) para que entrara solo otra vez Itabel, ante una defensa entregada. El 4-0 fue el knock out.

Otra variable del resultado fue la prolijidad que tuvo el dueño de casa. Asimismo, el 4-0 no hubera sido tal si Javier García no hubiese estado lúcido, cuando Racing arremtía con todo, con disparos de media distancia de Gastón Díaz e Iván Pillud y sobre todo la lucidez de Diego Milito. Y en el mejor momento de la visita, lelgó el contragolpe y el primer gol de Itabel, sobre el cierre del primer tiempo. Cuando el partido estaba más ecrca del 1-1, vino el 2-0 y un baldazo de agua helada para Cocca y sus dirigidos.

En el mejor instante de Racing en el juego, Itabel puso el 2-0 y liquidó el trámite.

Hya que tener en cuenta que Racing no tuvo en cancha a Gabriel Hauche, y la ausencia del Demonio se sintió y mucho. Asimismo, la entrada de Ricardo Centurión le dio más audacia al elenco de Avellaneda, pero lo dejaron muy solo. Y Tigre expuso todas sus falencias defensivas, en un encuentro muy friccionado (hubo siete amonestados entre ambos) y donde el elenco tigrense no fue ofensivo ni defensivo, sino equilibrado, sabiendo golpear en los momentos justos y mantener su valla en cero en los momentos más dramáticos.

El Matador golpeó en los momentos justos, y el equipo respondió en todas las líneas.

La defensa, que en teoría fue línea de tres, en realidad fue de cuatro ya que Martín Galmarini jugó de lateral y colaboró en la marca. En el medio, Alegre sorprendió a todos con la inclusión de Lucas Menossi, volante de contención, y dejar en el banco a Pablo Vitti. Junto a Menossi, Joaquín Arzura tuvo otra destacadísima actuación, y por izquierda el buen pie de Gabriel Peñalba. Como armador, el 10 Lucas Wilchez, que se consagró con una asistencia y un gol (hacía tres años no convertía), y como único faro de ataque el Chino Luna, que si bien no tuvo chances de convertir, pivoteó y llevó marcas, así como cederle a Itabel el cuarto gol. Trabajo en conjunto impecable.

Olé

Lo curioso es que el DT del Matador, en sus peores momentos, logró sacar a la luz el fuego interior del equipo, como en el Final pasado, en donde presentó la renuncia post 0-1 ante Colón, pero lo convencieron que continúe y Tigre sacó siete de los nueve puntos posibles en los tres partidos siguientes, y el objetivo de la permanencia cumplido.

En los peores momentos, Alegre salió airoso.

La meta para el conjunto de San Fernando es mantener el estilo, y que este 4-0 a uno de los grandes de la Argentina no sea un oasis, un espejismo irrepetible. Alegre halló a sus once y al sistema, que deberá aplicar en lo que queda del torneo. Ya dio el puntapié inicial, y los intérpretes tendrán el desafío que ante Banfield la semana próxima sigan por la misma senda.