Otro equipo. Boca fue un conjunto totalmente diferente al que se vio en Avellaneda y se impuso con total justicia. Desde el comienzo se adueñó del partido y en ningún momento le dio la oportunidad de crecer a Racing. La diferencia fue abismal.

Russo cambió la estrategia. La recuperación de Boca fue mucho más efectiva, controló los espacios en todo momento y no concedió prácticamente nada. A penas en la segunda parte, durante algunos minutos, replegó las líneas para esperar e intentar salir al contragolpe. Algo que no es nuevo en Boca, pero que tampoco se terminó de llevar a cabo ya que Racing no supo mostrar peligro.

Boca hizo un partido muy estratega. El achique fue notable y la presión constante. Racing no se pudo acomodar ni soportar esto y sus mejores efectivos fueron eliminados de comienzo a fin.

El xeneize manejó el partido desde el control de la pelota y el dominio de los espacios. Se vio un plantel lleno de confianza y paciencia para encontrar los goles que le dieron la victoria. No obstante, hay que subrayar las oportunidades desaprovechadas que hicieron del arquero Arias, la figura del partido.

En Boca también hubo grandes rendimientos individuales. El ingreso de González en la mitad de la cancha fue decisivo en la primera mitad, lo que le dio mucha confianza a Campuzano, quien se vio más cómodo y supo desplegar su mejor versión junto a él. Tras el descanso, salió por molestias e ingresó Capaldo, quien mantuvo la compostura.

El partido de Fabra fue espectacular, el sacrificio de Soldano le da la razón a Miguel Russo y el recorrido de Salvio y Villa sorprendió a todos ya que dio nuevas alternativas al grupo. Una de esas novedades fue la posición de Carlos Tévez, que fue imprevisible durante los noventa minutos y volvió a demostrar su gran momento.

Ganó el mejor. El que lo mereció en la global de la serie. Pasa el que tiene a los mejores y se debe un título importante. Boca está en semifinales.