El estratega: Arruabarrena, el mejor alumno

El ‘Vasco’ tomó la posta, tras el tercer ‘virreinato’ de Bianchi y, luego de algunas dudas y tropiezos, logró sacar a su equipo campeón. De esta forma, el ‘Xeneize’ cortó una racha de cuatro años sin obtener títulos. De la mano de su entrenador, Boca encontró un estilo de juego.

El estratega: Arruabarrena, el mejor alumno
Alumno y maestro, el 'Vasco' y el 'Virrey'. Foto: Infobae.
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Por Yanina Ramos

“Actitud, intensidad, grupo”. Esto le escribía en un papel Rodolfo Arruabarrena a un periodista de un reconocido medio y se lo entregaba firmado. Eso, era lo que quería para su equipo. Pues bien, el flamante DT había agarrado un fierro caliente. Boca no salía campeón hace tres años y había hecho una paupérrima campaña de la mano de uno de los grandes ídolos de la casa, Carlos Bianchi.

Bajo el mando del técnico idolatrado por los hinchas, el equipo no encontró un rumbo. Futbolísticamente el Xeneize dejaba mucho que desear y los simpatizantes no se sentían identificados con el juego que mostraba Boca. La llegada del Vasco Arruabarrena descomprimió una situación que pintaba tensa.

De la mano de Arruabarrena, el conjunto de la Ribera levantó su nivel y logró terminar en la quinta posición e ingresó a la Copa Libertadores, luego de vencer a Vélez en un partido polémico. Pese a que Boca contaba con un buen plantel, el Vasco reclamaba refuerzos  y la dirigencia llevaba con tranquilidad varias negociaciones. Sin embargo, hubo un llamado de atención en el verano. La derrota ante Racing por 4-1, hizo que los directivos pusieran el pie en el acelerador y, al otro día, cerraran a tres defensores.

Una vez que tuvo al equipo, Arruabarrena trabajó y los consolidó como grupo. Boca mostró un buen andar en la primera parte del torneo, pero llegaba un choque crucial para el futuro en la Copa Libertadores. En octavos, el Xeneize debía cruzarse con su clásico rival y el resultado repercutiría en el campeonato local. Luego de una derrota por la mínima diferencia en el Monumental, el conjunto de la Ribera fue eliminado de la Copa por decisión de la Conmebol. El ente del fútbol sudamericano tomó esta decisión luego de los incidentes que hubo en la Bombonera, con la famosa bengala en la manga de los jugadores millonarios. El dolor por la eliminación se vio reflejado en el andar del equipo, pero el parate por la Copa América llegaba en el momento justo.

La llegada de Carlos Tevez le devolvió la confianza al equipo, que comenzó a mostrar el juego que quiere la gente. Una defensa sólida, un mediocampo que juegue y unos delanteros que la meten. El ex Juventus conformó una dupla letal con Jonathan Calleri y se entendió a la perfección con Nicolás Lodeiro, que apareció en el momento justo.

Arruabarrena le dio su propio estilo a este equipo. Con un 4-3-3 bien definido, el Vasco optó por jugadores de buen pie, sorpresa por los laterales  y jugadores veloces por los costados para alimentar al nueve. Por momentos, Boca sufrió en defensa a causa de las constantes subidas de los laterales y el flojo retroceso de los mismos. Sin embargo, sobre el final del torneo se vio un equipo compensado, armónico, en el que sus componentes iban hacia el mismo lado.

Arruabarrena conformó un grupo al que le sobró actitud y, quizás, por momentos le faltó juego. Pero este Boca mostró un poco de lo que los hinchas querían. “Volvió todo a la normalidad”, afirmaba Tevez, luego de vencer a River en el Monumental con un gol de Lodeiro. Y sí, el Xeneize volvió a ser campeón. Pero, además, volvió a ser el equipo que entusiasma a la gente. Como supo ser aquél Boca ganador de todo, como el Bianchi. Aunque, aún, le queda mucho por recorrer al mejor alumno del Virrey.

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