La capital alemana fue la seleccionada en mayo de 1931 para albergar la XI edición de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, en ese año, Adolf Hitler aún no estaba al mando del país germano, sino que en 1934 tomaría el poder y desataría una de las tragedias más grandes en la historia de la humanidad.

El Führer, ya con sus descabellados ideales había aprobado una inmensa cantidad de leyes de cara a los Juegos, como la prohibición de la participación de los atletas judíos en los mismos. Participan 4.066 atletas (3.738 hombres y 328 mujeres) de 49 países que compiten en 20 deportes.  

Hitler utiliza a los Juegos como propaganda nazi para demostrar la superioridad de la raza aria por sobre el resto de los países, lo que finalmente funciona -para el dictador alemán- ya que el anfitrión ocupa el primer puesto del medallero con 38 oros, 31 platas y 32 bronces. Los Estados Unidos intentan boicotear la competencia, pero finalmente deciden participar. Quien si no participa es España, debido al comienzo de la Guerra Civil Española, por lo que toda delegación debe volver a su país natal para combatir en dicho conflicto bélico.

A pesar de estar marcados por el racismo, Berlín 1936 sorprende a todas las delegaciones que intervinieron con sus majestuosas instalaciones y la excelente organización y el perfecto estado del Estadio Olímpico y demás sedes. La invitación de Spiridon Louis, ganador de la maratón en Atenas 1896 es uno de los puntos a favor que tuvo Hitler respecto a la visión que los demás países tenían sobre él. Además, se incorpora la antorcha olímpica, que es traída desde la ciudad griega de Olimpia, sede de los Juegos de la era antigua y su primer portador es el atleta alemán Fritz Schilgen.

La hazaña de Jesse Owens:

El atleta estadounidense es el más destacado durante los Juegos. De origen afroamericano, Owens se consagra al obtener cuatro medallas de oro en las pruebas de 100 m, salto de longitud, 200 m y los relevos 4×100 m.
Hitler, con su pensamiento racista, no festeja las proezas del atleta norteamericano.


 

Participación Argentina:

El Comité Olímpico Argentino envía 55 deportistas para competir en atletismo, esgrima, boxeo, natación, polo, remo, tiro y yachting y por cuarta ocasión consecutiva se ganan siete preseas.

La más destacaba atleta fue la nadadora Jeannette Campbell, primera mujer argentina en competir en un Juego Olímpico. Nacida en Francia, pero nacionalizada argentina, se consagró al obtener la plata en los 100 metros libre, a solamente 20 centésimas de la holandesa Hendrika Mastenbroek.

El polo argentino demostró nuevamente porque es uno de los deportes más importantes del país. Obtuvo un nuevo oro al golear en la final a Inglaterra por ¡11-0!.

Nuevamente se obtiene un oro en el boxeo. Oscar Casanovas, en la categoría pluma vence en la final al sudafricano Charles Catterall por puntos.
Guillermo Lovell pierde en la final del peso pesado ante el alemán Herbert Runge por puntos y se queda con la presea plateada. Raúl Villarreal, en la categoría mediano y Francisco Risiglione en la medio pesado ganan el bronce.

Los remeros Julio Curatella y Horacio Podestá,  en par sin timonel, fueron los ganadores de otra medalla de bronce.

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