Finalizó el campeonato para Vélez, y lejos de conseguir objetivos en cuanto a lo numérico, se pueden obtener varias conclusiones desde el juego del equipo.

Desde el punto de vista táctico, Christian Bassedas eligió el 4-5-1 como alineación titular en 14 oportunidades a lo largo del semestre. Ella predominó por varios motivos:

La urgencia de trabajar con lo que hay

Antes de comenzar este torneo, se planteó la duda de si la mezcla de los juveniles con los experimentados iba a ser fructífera. Fabián Assman (arquero, 30 años), Cristian Nasuti (defensor, 33 años), Diego Zabala (enganche, 24 años), Blas Cáceres (mediocampista, 25 años) y Mariano Pavone (delantero, 34 años), fueron los cinco refuerzos.

El equipo ya contaba con Fabián Cubero y Leandro Somoza como los referentes. Algunos jugadores tenían tan sólo un puñado de partidos en primera, caso Alan Aguerre, Lautaro Giannetti, Leandro Desábato, Jorge Correa y Yamil Asad. Los demás, en su mayoría debajo de los 21 años, venían pujando por un lugar a través de buenos rendimientos en las divisiones inferiores y en Reserva, como Nicolás Tripichio, Braian Cufré, Santiago Stelcaldo, Hernán Toledo y Maximiliano Romero. Estos dos últimos nombres resultaron ser muy usuales en esta campaña.

Jugadores por puesto

Tal vez este ítem se puede desprender del último, pero, la realidad indica que el 4-5-1 también obedeció a la cantidad de hombres que hay en el plantel por posición.

Vélez obtuvo el 47% de los puntos disputados cuando formó 4-5-1 desde el arranque.

El arco siempre estuvo disputado entre Aguerre y Assmann, con Gonzalo Yordán como tercera opción. Nueve nombres se intercalaron en la defensa, a pesar de que Cubero-Nasuti-Giannetti-Pérez fueron los de más presencias. Afuera siempre esperaron Emiliano Amor y Tripichio. El mediocampo fue el lugar de la cancha en el que más recambio hubo; al menos 12 futbolistas jugaron con regularidad, Alvarenga-Somoza-Desábato-Toledo-Correa fueron los más habituales. La delantera fue todo lo contrario, Mariano Pavone fue el único jugador indiscutiblemente titular, tan sólo Romero y Stelcaldo reemplazaron al Tanque cuando éste presentaba alguna lesión.

Equilibrio táctico con fuertes contragolpes

Nos sentimos muy cómodos aprovechando los espacios que deja el rival para contaatacar”, afirmó Bassedas en una conferencia de prensa luego del partido contra San Lorenzo por la fecha 3. A pesar de la derrota por 3 a 2, ambos goles del Fortín provinieron por contragolpes, explotando las bandas para finalizar la jugada por el medio.

Con esta formación, el conjunto de Liniers marcó 18 goles y recibió 19.

Esta característica fue predominante en muchos partidos en los que Vélez partía como el menos favorito, por lo que el 4-5-1 fue muy utilizado.

Desde lo estrictamente defensivo, el equipo se paraba atrás con dos líneas de cuatro, mientras que el enganche se situaba a tres cuartos de cancha, atento para recibir la pelota y descargar para una rápida salida. El centrodelantero usualmente quedaba en mitad de campo, tanto para presionar como para llevarse la marca cuando sus compañeros iniciaran la contra.

No es coincidencia, entonces, que jugadores veloces como Toledo, Alvarenga y Correa hayan funcionado junto con la potencia de Pavone.

Vélez utilizó el 4-4-2 como segunda formación, especialmente, en las últimas fechas y cuando se debía dar vuelta un resultado:

Mayor juego ofensivo aprovechando la localía

Hasta la fecha 14, el 4-4-2 se había utilizado sólo en urgencias, cuando Vélez iba por debajo en el marcador. Sin embargo, en aquella fecha, el equipo de Liniers fue el anfitrión, y presentó en su alineación a dos delanteros con nueve jugadores detrás.

El Fortín tuvo una efectividad del 77% cuando usó al    4-4-2 desde el minuto cero. Asimismo, anotó tres tantos y tuvo arco invicto.

El sistema defensivo no cambió demasiado con respecto al 4-5-1. La doble línea de cuatro se respetaba, aunque esta vez, dos jugadores permanecían más adelantados. Algunas veces, uno de ellos bajaba para dar una mano en una de las bandas.

En ataque siempre se trató de explotar las bandas, usando más el desborde que los centros. Esta formación probó su efectividad, ya que el club velezano no cayó nunca: 2-0 a Colón, 1-0 contra Sportivo Barracas y 0-0 ante Patronato.

Las buenas rachas de los jugadores

Bassedas se tomó un tiempo para conocer a sus dirigidos. “Me gusta aprovechar los buenos momentos que un jugador tiene”, suele confesar el técnico. Por esta razón, tanto Zabala como Romero tuvieron más continuidad como titulares en los últimos encuentros. Este último estuvo presente en las tres veces en que el equipo usó la mencionada alineación.

La lesión de Correa también favoreció al uso de esta formación, ya que ni Asad ni Cáceres tuvieron un rendimiento destacado como enganches.

Acompañar a Pavone

El goleador fortinero fue el único punta en ocho ocasiones. En la mayoría de ellas, siempre permaneció aislado del resto de los jugadores, luchando contra los centrales rivales y tratando de generar peligro por sí mismo. Esto cambió cuando Bassedas vio el potencial en Romero, por lo que decidió que el Tigre lo acompañase: ambos jugadores anotaron los dos goles ante Colón en la primera vez que el 4-4-2 comenzó desde el arranque.

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