El Club Atlético Temperley está afrontando su cuarta temporada al hilo en Primera División. Algo que tal vez a muchos les llena los ojos de lágrimas porque les hace recordar el pasado no tan lejano que el Gasolero tuvo que atravesar. Para sacar adelante a la institución llegaron Hernán Lewin (ex presidente) y el mandatario actual Alberto Lecchi, quien reconoció: “Estamos en un club que pasó de estar a punto de quebrar con un pasivo de siete millones y medio y hoy no le debe un peso a nadie, da superávit”. Más de 12.000 socios que aumentan día a día y 22 actividades que ayudan al crecimiento porque “además de ser de fútbol es un club social”.

Gracias a la gestión se pudo cerrar a varias incorporaciones, estar al día con los sueldos y avanzar en la construcción del jardín de infantes del Cele que apuesta hacia el futuro y está fomentando el sentido de pertenencia en los más chicos. “Ni nosotros esperábamos llegar a lo que llegamos. Cuando un club está fuerte, a la larga los resultados se dan”, manifestó el presi Lecchi.

Además comentó que en todos los partidos se hacen rifas, bonos, donaciones y que lo que aporta el socio se convierte en obras y servicios. “Tenemos 18 chicos viviendo en el club, la gente apoya y está muy feliz”, contó sobre la relación con el hincha a quien se lo ve muy conforme con la entidad.

El bienestar y buen funcionamiento del club puede repercutir en el rendimiento y nivel futbolístico, algo que junto a la contundencia y buen funcionamiento se pudo observar a pesar del desfavorable resultado (1-0) frente a River en el primer partido de la Superliga.

“El club nos está quedando chico”, dijo Alberto. Y no hay mejor frase que pueda plasmar este gran y prometedor presente.