En  un semestre complicado para Temperley, nuevamente pudo ganarle la batalla al descenso y mantener la categoría. Para esto, fue necesario el trabajo de dos entrenadores.

Por un lado, nos encontramos con Iván Delfino, quien arribó al Club del Sur del Gran  Buenos Aires con la responsabilidad de mantener al Gasolero en la elite del fútbol local. Un gran desafío para el sunchalense, ya que sería la primera vez en dirigir un equipo en la máxima categoría, y además tenía la obligación de mejorar o igualar los números que obtuvo Ricardo Rezza en su período como director técnico.

El Celeste, con Delfino como conductor disputó 13 partidos, de los cuales salió victorioso en 3 oportunidades (una de ellas fue el clásico ante Quilmes), igualó en 4 y fue derrotado en 6 ocasiones, con una efectividad del 33,3 por ciento. Con un total de 12 goles a favor y 17 tantos en contra.

El otro encargado de que Temperley siga en Primera División fue Gustavo Álvarez, DT interino que desde septiembre estaba a cargo del segundo equipo del Gasolero y tras la propuesta de la dirigencia, no dudó en asumir la responsabilidad de dirigir las últimas tres fechas claves del Torneo de Transición.

El entrenador de 42 años, que jugó en el club tras el regreso de la quiebra y que formó parte del ascenso a la B Metropolitana en 1995, tuvo tan solo dos entrenamientos con el plantel antes de disputar la primera de las tres finales que le quedaban por delante.

El cambio en el juego fue notorio, el conjunto de Turdera salió a buscar el partido los 90 minutos, por momentos con poco fútbol, pero demostró que quería quedarse en la categoría al menos 12 meses más.

Finalmente, para el próximo torneo los encargados de la institución buscarían a un DT con más trayectoria y experiencia en la categoría, mientras que Álvarez seguiría a cargo del plantel de Reserva.