El semestre de San Lorenzo, observando los objetivos conseguidos fue muy bueno; tuvo un cambio de entrenador pero esto no fue impedimento para los jugadores, quienes se adaptaron rápidamente al estilo de Pablo Guede y lograron llevar a San Lorenzo a ser protagonista en cada torneo que disputó.

El semestre puede resumirse en una copa obtenida, una final jugada y la clasificación a dos copas internacionales; pero el problema aparece cuando hay que describir al equipo y es donde surge la pregunta ¿cuál es el verdadero San Lorenzo?.

El 2016 no pudo comenzar mejor para el 'Ciclón' quien disputó la Supercopa ante Boca Juniors y consiguió levantar el trofeo tras imponerse por 4 a 0 con goles de Fernando Belluschi, Pablo Barrientos en dos oportunidades y Nicolás Blandi.

La obtención del título, que le otorgaba un pase a la Copa Sudamericana, y el buen rendimiento del plantel ilusionaban a todo el pueblo azulgrana con que éste sería un excelente semestre; pero no todo se dio como se esperaba.

Tras un comienzo muy bueno con una goleada a favor y varios triunfos conseguidos en el campeonato local, en el cual se mantuvo invicto hasta la séptima fecha; llegó la mala racha para San Lorenzo, donde en varias oportunidades se puso en duda la continuidad de Pablo Guede como entrenador azulgrana.

Las victorias se le hacían esquivas al 'Ciclón' y entre Copa Libertadores y campeonato local alcanzó una racha negativa de 8 encuentros sin sumar de a tres. A este mal momento hay que sumarle la temprana eliminación de la Copa Libertadores, de la cual quedó eliminado en Fase de Grupo sin poder festejar una victoria.

La goleada sufrida por 3 a 0 de Quilmes fue la clave para que el Ciclón reaccionara y cambie el rumbo, que hasta ese momento vislumbraba un futuro terrorífico. Sin participación en otro torneo más que en el campeonato local, el equipo de Boedo puso quinta a fondo y volvió a la senda del triunfo, consiguiendo un total de 7 triunfos consecutivos.

En esta última parte del campeonato, el equipo gustaba, casi que jugaba de memoria, se había acostumbrado a ganar y se llevaba por delante a cada rival que enfrentaba; pero todo pasa y como sucedió con los momentos malos, la racha victoriosa también pasó.

El equipo ensamblado, que se conocía a la perfección en el campo de juego, desapareció cuando más se lo necesitaba. Los últimos dos partidos oficiales del semestre fueron para el olvido, aunque vale resaltar que en el encuentro ante Banfield mejoró en los segundos 45 minutos. Un análisis aparte merece la final disputada con Lanús donde se vio un equipo desdibujado, sin ganas de ganar y con la sensación de varios ciclos cumplidos.

Es por todo esto que debemos preguntarnos ¿cuál es el verdadero San Lorenzo? ¿El del 4 a 0 a Boca que también consiguió siete triunfos al hilo? ¿O el de la final ante Lanús y que tuvo ocho encuentros sin sumar de a tres y que dejó una pésima imagen en la Copa Libertadores, al ser eliminado en el Fase de Grupos?