Los malos rendimientos en el fútbol no son una novedad. Pero, tarde o temprano, se revierten y pueden ser en el momento justo para lograr un objetivo planteado, sea el de ser campeón, terminar en el podio o evitar el descenso. El Decano entrerriano nunca encontró la forma o el método para asegurar su plaza en la B Nacional o, por lo menos, amortiguar una caída que finalmente fue catastrófica. Si bien está por disputarse la fecha 45, cuatro jornadas antes, la agonía terminó tras perder ante Ferro.

Jornada tras jornada, al observar cómo iba la zona roja del descenso de la que la Lepra está casi salvada, los nombres entraban y salían a excepción de uno: Atlético Paraná. Arribó a la segunda división en 2015 y cumplió una correcta primera campaña que le permitió tener tranquilidad. El objetivo de la siguiente temporada era similar: reforzar el promedio. Sin embargo, no se cumplió y significó la renuncia del polémico director técnico Edgardo Cervilla.

Ricardo Pancaldo dirigió al Gato en las primeras trece jornadas del certamen actual, pero las actuaciones poco convincentes también produjeron la renuncia. Lejos de buscar nuevas propuestas, inició un nuevo ciclo para Cervilla. Nada cambió y la campaña 2016/17 se explica por sí sola. Apenas cosechó 37 puntos, producto de tan solo nueve triunfos, diez empates y 23 fatídicas caídas. Además, es el equipo menos goleador (33) junto con Gimnasia de Jujuy.

Desde los papeles que se muestran en la previa, Independiente Rivadavia no tendría problemas en conseguir esa sola unidad que le permita firmar, por fin, su permanencia. Sin embargo, y como se ha repasado y repetido tantas veces, el fútbol brinda sorpresas. Desde las 21:30, el Bautista Gargantini será el lugar donde se sabrá si el conjunto mendocino cumple su meta o deberá batallar una vez más.

Episodio lamentable

Este torneo no sólo ha sido malo desde las estadísticas. El pasado 27 de junio se suspendió su partido frente a All Boys cuando el juez de línea Martín Bustos fue agredido. Más allá de que tan solo faltaban trece minutos para el final del encuentro, el árbitro Ariel Penel pensó en la seguridad de su colega y detuvo definitivamente el juego.

Finalmente, el 13 de julio la AFA determinó que el Albo se quedara sólo con un punto y los entrerrianos no sumarían ninguna unidad.