Leandro Desábato vivió un semestre en el que estuvo fuera de las canchas más de un mes debido a una lesión muscular en su pierna izquierda que sufrió en el encuentro frente a Argentinos Juniors por la Fecha 5. En líneas generales, transitó un ocaso por la contractura y los tiempos se extendieron más de lo necesario, pero sus ganas siempre pudieron más.

A partir de esta lesión se modificaron los planes de Nelson Vivas en el armado del equipo, ya que perdió un gran baluarte en la defensa Pincharrata. El defensor padeció una reagudización de entesopatía crónica y por consiguiente el tiempo estimado de recuperación fue de cuatro semanas y se terminó perdiendo seis partidos.

Pero antes de la lesión, el Chavo había tenido un buen comienzo. Si bien la derrota frente a Lanús en el inicio del campeonato había dejado algunas inquietudes, el equipo había mostrado una buena presentación. Desábato se hizo más líder que nunca en la zaga central y así lo demostró, a tal punto que marcó su primer gol para la tercera fecha contra Tigre.

Posterior a la lesión, pasaron seis partidos y Desábato no se quería perder el clásico. Ingresó por Leandro González Pirez a los 54 minutos justamente ante el eterno rival, Gimnasia de La Plata. Se notaba falta de ritmo, pero el amor por la camiseta peso más y supo sobreponerse de buena manera. Con el correr de los minutos, y partido a partido el Chavo recuperó su puesto, su lugar en el mundo. Capitán Pincharrata.

Para el cierre del semestre se ganó nuevamente por mérito propio su puesto dentro del once titular y respondió a las necesidades del equipo justo cuando más se lo necesitó: ante Unión cuando debían validar su boleto para el play off final para ingresar a la Copa Libertadores y por último ante Godoy Cruz donde al equipo no le convirtieron y accedió así a un torneo internacional tras un año sabático que se había tomado el equipo.  

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Andersson Rojas
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