La defensa sabalera ha pasado por muy duros momentos en este campeonato.  Sumado a la ineficiencia de algunos de sus integrantes, se encuentra el desacople táctico en la primera parte del campeonato, con un Darío Franco como técnico, apoyando la idea de 3 hombres de ataque, quitando un volante de contención, descompensando el retroceso.

Esto se vio recién en el partido en Mendoza contra el Tomba, Godoy Cruz apabulló a Colón, y desde allí, fueron escasos matices los que tuvo Colón a lo largo del torneo, jugando a golpear o a ser golpeado.

Llegados los clásicos, Madelón supo aprovechar este desacople sabalero y le propinó una gran lección futbolística en el Centenario. Un duro golpe para Colón.

Al irse Franco, llegó Johanssen, quien paró al equipo como pudo, hasta el segundo clásico, la ida sin retorno de Alan Ruiz, y plantó un equipo conservador, que aguantó el embate tatengue hasta donde pudo.

Comenzando a dar nombres, los puntos fuertes han estado en Conti y Poblete, y me atrevo a mencionar al volante central de Colón, gran responsable de que el clásico en el estadio Centenario no haya terminado en un resultado más abultado, retrasándose aún más en su posición ayudando a los centrales. Los puntos bajos, demasiados: Clemente Rodríguez, Benegas, Castillo, Barsottini, quien no pudo ni siquiera agarrar un ritmo mínimo de juego, jugó todos los partidos de 4 puntos para abajo. Garnier tuvo mala suerte, las lesiones le impidieron al menos intentar tener un buen nivel en este equipo.

Para el próximo torneo, el conjunto Sabalero deberá plantearse obligatoriamente reformar la defensa. La ida de Conti genera una entrada de dinero pero también un gran desafío, el de formar desde los cimientos un equipo que va a luchar por mantener la categoría, y que no debe darse el lujo de cometer ningún error cuando comience a rodar de nuevo el balón.