La paciencia es una virtud, diría algún viejo sabio. El torneo es largo y eso deben entenderlo los hinchas de Chacarita. Los nombres que abarcan la segunda categoría del fútbol argentino, encuentran en el equipo de San Martín, a un exponente fundamental, a un conjunto pesado  como pocos.

Aníbal Biggeri y todos sus jugadores saben que deben devolver al Funebrero a un lugar privilegiado en los cielos despejados de la Primera División. Pero todo gran logro se da con trabajo y maduración. El equipo tricolor tiene un potencial enorme en los nombres que conforman su plantel. La particular mezcla que deja la vinculación de jugadores expreimentados con chicos jóvenes, hijos de la casa, es clave en la fundamentación de la identidad de este elenco. Ahora también llegó Facundo Medivilo y las ilusiones siguen alimentándose.

Es una linda responsabilidad la que cargan en sus espaldas hombres como Damián Manso y Víctor Zapata. Jugar de visitante es el punto débil de este equipo que de todas formas no mereció perder en algunas de sus incursiones por el interior del país. Partidos como los de Mendoza ante Gimnasia o el choque ante los tucumanos, son las muestras anímicas que Chacarita necesita esbozar para fomentar aún más las victorias en casa.

Con sus idas y vueltas y sus complicaciones, como las incontables lesiones que padece el plantel constantemente, Chaca está encaminado. Apelar al sentimiento, no sin antes grandes aportes de racionalidad, harán que la mente seria de un grupo comprometido, lleve a los de San Martín al sitio esperado.

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