Luego de una larga temporada, la Liga Nacional de Básquet culminó vistiéndose de azul y rojo con un claro 4 a 1 sobre el Remero, que nada pudo hacer ante la supremacía del equipo de Boedo.

Dentro de cada equipo campeón, siempre hay grandes virtudes. Una de ellas fue la cabeza maestra del equipo: Julio Lamas. El director técnico sin dudas contó con un proyecto ambicioso por parte de los directivos y con un alto poderío económico para seducir a jugadores de élite, pero a pesar de ello, los rendimientos tenían que verse en cancha. Más de una vez es sabido de súper equipos que fracasaron en sus intentos de coronarse campeón pero el Cuervo, en el Polideportivo Roberto Pando no desentonó y dominó la Fase Nacional, la Conferencia Sur y las series de Playoffs a su merced y fue un justo campeón. Y todo esto es trabajo de día a día por parte de Lamas, que estudió a cada rival, sacó el mejor básquet de cada integrante de su plantel y destruyó en cancha propia o ajena a sus rivales con grandes ofensivas.

Dentro del plantel siempre hay que destacar las grandes diferencias que marcaban en lo individual algunas figuras, tales como Gabriel Deck, Nicolás Aguirre o Marcos Mata.

Tortuga Deck en el transcurso de esta semana fue un pibe que se convirtió en hombre, tanto mental como basquetbolísticamente. El ala pívote devenido en alero tuvo un gran crecimiento, donde partido a partido se evidenció que subió en todos los parámetros. Peleó todas las pelotas, progresó sus estadísticas en los tiros, mejoró el tiro externo, comenzó a defender más intenso y se hizo líder de la caballería Azulgrana. Todo esto se vio claramente en Playoffs, donde esperemos que por el bien del jugador y su crecimiento, se vaya a jugar a una liga más atractiva, como la de España, donde es seguido de cerca por el Fuenlabrada del Néstor Che García.

Otro punto alto a lo largo de la temporada fue el Penka Aguirre, el conductor de cada ofensiva de San Lorenzo. Sus actuaciones fueron descollantes y logró llevar a la escuadra a lo más alto. Es el tercer campeonato que gana en manera consecutiva (Quimsa en 2015 y San Lorenzo el año pasado) y eso habla de la firmeza a la hora de tener que conducir al equipo en cada juego. Tomó las riendas de cada juego y con cada penetración dejaba libres a sus compañeros o lastimaba con su eficiente tiro de tres puntos o el Pick and Roll con los internos. Un base a la medida de la Liga Nacional.

Marcos Mata sumó una nueva estrella en nuestra Liga y sigue creciendo su figura. Quizás no es tan resaltado como Deck y Aguirre, pero su trabajo en defensa ayudando a sus compañeros y obteniendo rebotes fue vital para este San Lorenzo campeón. En ofensiva, también estuvo dominante desde los triples, su arma preferida, con el que en más de una ocasión, el Cuervo salió vencedor.

Por último, también es digno de destacar el banco de San Lorenzo, quien contó entre los ingresos más destacados a Matías Sandes y Mathias Calfani. El ex Sionista y Boca, siempre fue una carta oportuna en “la segunda línea Azulgrana”. Aportó puntos y rebotes y además le añadió su cuota de experiencia con la que se ganó el corazón de todos los hinchas.

Por otra parte, el uruguayo fue de menos a más y terminó por llevarse elogios no sólo de sus hinchas, sino también e compañeros, cuerpo técnico y periodistas. En Calfani se ve a un interno completo donde tiene defensa (gran cantidad de tapas a sus defendidos y ayuda a sus compañeros), buen tiro externo, interno, buenos gestos técnicos en la pintura y buen pasador. Seguramente en esta temporada buscará repetir, o mejor aún, mejorar su rendimiento para ir en busca del tricampeonato.

En conclusión, Julio Lamas contó con un plantel lleno de individualidades muy buenas, a las cuales logró ensamblar muy bien a lo largo del torneo para que tenga un funcionamiento colectivo muy efectivo, con lo cual no deja dudas que el plantel de San Lorenzo fue un merecido campeón de la edición 2016-2017 de la Liga Nacional de Básquet.