Un día como hoy, 19 años atrás, el accidente que sufría Senna marcaba un antes y un después en la Fórmula 1. La desafortunada situación que terminó con la vida del piloto oriundo de San Pablo se dió increíblemente un día después del fallecimiento de su colega, Ratzenberger. El austríaco había fallecido el sábado 30 de abril en la clasificación, luego de impactar su Ford contra la barrera de contención y volar varios metros por el aire. 

El sudamericano nacido el 21 de marzo de 1960, había puesto en duda su participación en el Gran Premio de San Marino debido a la muerte de su colega, pero desde su entorno lo lograron convencer. 

A lo largo de su brillante carrera compitió para los equipos Toleman, Lotus, McLaren y Williams, consiguiendo un total de 41 victorias, 80 podios y 65 pol positions. También se consagró campeón mundial en 1988, 1990 y 1991, y subcampeón en el 89 y el 93.

Además de las enormes cualidades que tenía para ejercer esta disciplina, Senna tenía una gran virtud que iba más alla del automovilismo. Su solidaridad dentro y fuera de las pistas ha sido valorada por muchos personajes reconocidos como única en el mundo del deporte. Hay un hecho muy recordado y que pocas veces se ha visto en este deporte en el que el Paulista se detiene al costado del asfalto para asistir al francés Érik Comas, que había sufrido una grave colisión, y que, de no haber sido por el buen acto de su colega, hubiera fallecido en el acto.

El día después de su muerte, más de dos millónes de personas acompañaron sus restos por las calles de San Pablo, para luego ser enterrado con honores de jefe de Estado, en el Cementerio de Morumbí. 

Desde aquel fin de semana trágico de 1994, no se han registrado nuevas tragedias en la Fórmula 1, por la implementación de medidas de seguridad mucho más estrictas. Lamentablemente, los héroes también son humanos.