Que confuso que sería si se comienza citando que Patronato, luego del "fracaso" (así  rememoran medios entrerrianos aquel "no ascenso" en 2014 cuando eran diez las plazas que se habilitaron para ello), no tenía como principal objetivo lo que un año más tarde terminando logrando.

La podríamos oscurecer un poco más a la cuestión si retomamos el inicio del torneo, allá por febrero del 2015. Los objetivos eran "puesta a punto". El ex director estratégico-táctico, Iván Delfino acumulaba algunos sin sabores en cuanto a materia de resultado deportivo. A la gente del Patrón no le cerraban algunos números.

Sobre todo si analizamos con un ojo bien futbolístico, varios han sido los grandes equipos de provincias del interior de la Argentina que con apoyo de sus respectivas gobernaciones y de los hinchas de la región, han saltado del Argentino A o Federal A a la B Nacional y de allí, como por un tubo, aterrizaron en Primera. Lejos de este argumento está su posterior permanencia.

Con un entrenador criticado, un equipo que no causaba consenso en el hincha, el correr de los partidos logró amalgamar cada pieza de un equipo que logró matizar errores, impuso una idea de juego en un categoría donde los espacios dentro del campo no se venden ni alquilan, se ganan.

Una lucha constante y codo a codo con un grande como Atlético Tucumán logro concientizar y superar los tiempos de maduración de un equipo que tuvo el principio básico de su humildad y el otro eslabón indispensable del trabajo, dos asignaturas vitales que logró blindar y tomar en su favor.

Esto anclado en lo sucedido luego de la mitad del torneo donde le puso un candadito imaginario al equipo y no hubo tan solo un cambio en esa formación que domingo a domingo el hincha del rojo y negro se acaba a ver.

Otra cuestión es la riña con su falta de gol que logró superar luego del partido ante Guillermo Brown de Puerto Madryn. Le costó encontrar una delantera que salga de memoria, comenzó con Quiroga y Diego Jara, al final ingresó Comas.

Así llegó a la final con Santamarina, en donde a pesar de perder en su casa, siempre impuso condiciones y dignificó esta caída con una epopeya entrerriana para la historia remontando un partido en Tandil y forjando los penales donde su arquero, Fabián Bértoli tocó el cielo con sus guantes.

Ya este 2016 aparece con muchas caras nuevas y otras que se han ido. Es el caso de Diego Jara que emigró a Venezuela entre otros. Pero eso quedará para pormenorizar en otra producción donde las altas y bajas sean protagonistas.

En cuanto a amistosos, el primero fue ante Central Córdoba donde empató 1 a 1 con goles de Matías Garrido y Martín Zapata, y pesar de terminar en igualdad ambos cotejos (titulares y suplentes), se notaron diferentes falencias por parte del Patrón, sobre todo en la parte defensiva. Formó con: Sebastián Bértoli; Lautaro Geminiani, Walter Andrade, Abel Masuero, Lucas Márquez; Fernando De La Fuente, Marcelo Guzmán, Matías Garrido; Lautaro Comas, Fernando Telechea y Mauricio Carrasco.

El segundo amistoso fue un rival que no estuvo en los planes desde el inicio, ya que se esperó por Boca Unidos. Ambos con victoria del Santo por 2 a 0 y 2 a 1, respectivamente y pesar de ello, ante el equipo del Federal A se mostró soltura y crecimiento por parte de ambos equipos en cancha. El equipo de arranque fue el mismo que ante Central Córdoba, aunque tuvo que sufrir el cambio de Lucas Márquez por una molestia se retiró, para darle la oportunidad a Damián Lemos, quien desempeño los primeros minutos.

El último fue en Santa Fe ante Colón donde triunfó 4-2. Era el partido clave para conocer un panorama de dónde está parado el Negro. El papel fue bueno en todo aspecto, tanto en lo colectivo, en lo individual de cada protagonista y el aplique de la idea de juego, que coronaron dos resultados más que positivos.

Esta vez, el once inicial fue distinto, ya que salió como terminó el segundo amistoso: Bértoli; Guzmán, Andrade, Masuero, Geminiani; De La Fuente, Lemos, Garrido; Comas, Telechea y Carrasco.