Llegó de la B Nacional con un nivel que causaba sensación y grandes expectativas. Sin embargo, el último semestre de Banfield fue para el olvido en cuanto a los resultados. Sin embargo, sus estadísticas muestran que ha mantenido ese gran nivel de juego que lo devolvió a la máxima categoría del fútbol argentino, aunque sin la efectividad que supo tener el semestre anterior.
El mayor déficit estuvo en la parte de arriba. Los atacantes no lograron convertir la gran cantidad de situaciones generadas por el equipo. Aún así, Matías Almeyda apostó en contadas oportunidades con los demás delanteros. El técnico le dio toda su confianza a Santiago Salcedo, Nicolás Bertolo y Ricardo Noir pese a la sequía goleadora.
El mediocampo no sufrió grandes cambios de un torneo a otro. Sin embargo, si sufrió las lesiones que tuvo el Taladro en esta segunda parte del año. Juan Cazares, pieza fundamental del equipo, se perdió gran parte del torneo a causa de un desgarro. Almeyda no pudo encontrar al reemplazo adecuado para el ecuatoriano. Pese a la presencia de Walter Erviti dentro del campo de juego, no había quién creara juego si el ex Boca se apagaba.
La zona defensiva fue, quizás, la más vulnerable del equipo. Los errores en la última línea y alguna pifia de Gaspar Servio hicieron que Banfield pierda puntos innecesarios.
La fortuna no estuvo del todo con el Taladro. Sin embargo, Matías Almeyda cuenta con la confianza de dirigentes, hinchas y jugadores. Su proyecto de potenciar a los jugadores de las inferiores, algo que no sucede en muchos clubes, mostrando un juego atractivo para propios y extraños, sin dudas, seguirá creciendo en el Arenales y Peña. Pese a la falta de resultados en el último semestre, el Pelado cuenta con el respaldo de todo el pueblo banfileño, aquél que el supo devolver a la máxima categoría de nuestro fútbol.
Sasa, goleador aún en la sequía
Banfield no pudo hacerse fuerte, ni de local ni de visitante
El trabajo de Almeyda a la vista, la cantera le ha dado variantes al Taladro
